Despega la sonda Solar Orbiter, que ya va camino del Sol
10
FEB. 2020
Orbiter,
la nueva nave espacial que observará al Sol.
La
sonda europea Solar Orbiter. una misión de la Agencia Espacial
Europea (ESA), con colaboración de la Nasa,
ya va camino del Sol, del que tomará las primeras imágenes de sus
regiones polares, además de estudiar y tratar de predecir su
comportamiento y sus efectos en la Tierra, para lo que se acercará a
solo 42 millones de kilómetros.
La
noche y Luna llena se han aliado para hacer del lanzamiento de la
misión europea Solar Orbiter un momento de gran belleza, con el
cohete Altas V en el viajaba la sonda dirigiéndose directamente
hacia nuestro satélite en un cielo despejado.
Pasaban
tres minutos de las 23:00 horas en Florida (04.03 GMT) cuando el
horizonte de la mítica base de Cabo Cañaveral se iluminó con el
gran fogonazo que salía de los motores del cohete Atlas V que dio a
la sonda su primer empujón hacia el Sol, aunque para llegar a su
órbita definitiva, dentro de dos años, contará con la ayuda de la
gravedad de Venus y la Tierra.
La
"fotografía de un lanzamiento perfecto" para Daniel Muler,
responsable del proyecto científico de Solar Orbiter. "Realmente
he sentido como si el Sistema Solar convergiera de pronto en un solo
punto y nos conectara directamente con los planetas y el Sol".
A
las 23.03 hora de Florida (04.03 GMT) el cohete Atlas Vse elevó
sobre la base estadounidense de Cabo Cañaveral como una gran bola de
luz amarillenta que se dirigió trazando una curva hacia la Luna
llena, que este fin de semana es especialmente blanca por lo que se
denomina de nieve.
El
director científico de la ESA, Gunter Hasinger, ha señalado a Efe
tras el despegue que fue "maravilloso", el cohete "fue
directamente hacia la Luna, parecía viajaba a la Luna", agregó
con una gran sonrisa. Este ha sido el tercer lanzamiento para
Hasinger en su actual responsabilidad y, "de alguna manera, ha
sido el más bonito", reconoció, a la vez que se decía
"tremendamente feliz y emocionado". Para Hasinger, lo "más
impresionante" de un lanzamiento, "además de la luz
brillantes es cuando llega el sonido y el temblor que puedes sentir
en todo tu cuerpo"
Pero
el inicio del viaje de Solar Orbiter hacia el astro fue además un
lanzamiento que ha funcionado "perfectamente", a la hora
prevista y sin complicaciones, indicó Favata, para quien, "desde
todos los puntos de vista" se ha tratado de un éxito.
Solar
Orbiter mandó su primera señal a Tierra a los 57 minutos del
despegue y poco después desplegó sus paneles solares, empezando así
su viaje. Solar Orbiter, una misión de la ESA con colaboración de
la NASA, será la primera en estudiar las regiones polares y en hacer
observaciones simultáneas del astro y de lo que sucede alrededor de
la sonda, acercándose al Sol todo lo que permite la tecnología para
que no se dañen su telescopios.
El origen del campo magnético
Así
intentará dar respuesta a cómo se crea la heliosfera -la burbuja
magnetizada que envuelve el Sistema Solar- cómo surge y se acelerar
el viento solar -una corriente de partículas energéticas
(principalmente protones y electrones)-.
Además
buscará dar respuesta a cuál es el origen del campo magnético,
responsable de toda la actividad del sol y que pasa por ciclos de
once años cuyo funcionamiento de desconoce, y cómo todo ello
influye en la meteorología espacial que afecta a la Tierra.
"Este
es el final de un largo camino y ahora se abre un excitante futuro",
explica el responsable del proyecto científico por parte de la ESA,
Daniel Müler.
Solar
Orbiter, o Black Bird (pájaro negro) como lo llama el equipo, es un
cubo de unos tres metros y 1.730 kilos, equipado con diez
instrumentos, seis paneles solares, cuatro antenas y un mástil. Esa
es la ciencia que necesita para mirar a la cara a todo un gigante,
dentro del cual caben 1,3 millones de tierras.
Lejos
de su apacible apariencia cuando se mira desde aquí, el Sol
desarrolla una actividad frenética: emite constantemente un viento
de partículas energéticas, produce erupciones, eyecciones y
tormentas que pueden llegar a nuestro planeta y dañar la tecnología.
Comprender
la física del Sol ayudará a predecir fenómenos meteorológicos
espaciales como las tormentas solares y minimizar sus efectos en los
satélites, las redes de telecomunicaciones, las eléctricas y de
GPS, así como proteger a los astronautas de la Estación Espacial y
a aquellos que en breve volverán a la Luna..
Orbitará alrededor del sol
Para
ver y fotografiar las regiones polares, donde se producen importantes
fenómenos para entender el mecanismo magnético de la estrella,
adoptará una órbita única, 32 grados por encima de la elíptica
-el plano en el que giran los planetas-, que le llevará a 42
millones de kilómetros del astro, incluso más cerca que Mecurio.
Sin
embargo, no será quien más se acerque al Sol, ese honor es para
Solar Parker Probe de la Nasa, que un día se situará a seis
millones de kilómetros, pero la sonda estadounidense no lleva
cámaras para ver la estrella, por lo que Solar Orbiter le "prestará
sus ojos" y, con los datos combinados de ambas, se hará más
ciencia.
De
todas formas, llegar a 42 millones de kilómetros del Sol supone
sobrevivir en un ambiente altamente hostil, a más de 500 grados y
con elevados niveles de radiación, lo que ha sido uno de los grandes
retos a afrontar en esta misión.
La
sonda se protegerá tras un escudo único en su género, que
incorpora ventanas para sus telescopios, hecho de titanio, carbono y
aluminio y recubierto de una nueva sustancia llamada SolarBlack, a
base de fosfato de calcio.
Otra
de las novedades es que estudiará el Sol y la heliosfera como un
único sistema, combinando la observación remota de la estrella con
las medidas que tomará de viento solar y el medio que la rodea, para
entender lo qué pasa a su alrededor y cual es su causa en la
estrella.
Para
ello "Black Bird" (pájaro negro) como le llama el equipo,
cuenta con diez instrumentos, que incorporan seis telescopios y 27
sensores, cuatro de ellos para estudiar el ambiente alrededor de la
sonda y seis destinados a observar el Sol.
De
ellos, dos tienen una destacada participación española, el Detector
de Partículas Energéticas (EPD), cuyo investigador principal es el
astrofísico Javier Rodríguez-Pacheco de la Universidad de Alcalá
(Madrid), mientras José Carlos del Toro, del Instituto Astrofísico
de Andalucía es coinvestigador principal del magnetógrafo So/Phi.
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